Gestación subrogada: el disfraz de la mercantilización del cuerpo de mujeres vulnerables
- El Cuarto Poder Oaxaca
- 29 ene 2024
- 4 Min. de lectura
Como si se tratase de la actualización de la distopía de Un mundo feliz de Aldous Huxley, donde la reproducción humana se acota a preservar la estética de la figura, hoy podemos observar un fenómeno que nuevamente se aprovecha de los grupos vulnerables: la gestación subrogada -definición que intenta maquillar lo grotesco del hecho- o también conocida como vientres de alquiler; que no es otra cosa que, el uso y cosificación del cuerpo de las mujeres en condiciones de vulnerabilidad social y económica, que frente a un panorama poco favorecedor, acceden a gestar en sus cuerpos las hijas e hijos de aquellas personas cuya condición económica les coloca en una condición de privilegio.
Es necesario reflexionar las implicaciones que la simple frase “vientres de alquiler” encierra, pues aun cuando parece que sólo se trata de una parte del cuerpo de una mujer -que aparentemente está de acuerdo-, intenta desdibujar el hecho de que el vientre forma parte de un cuerpo, nulificando con ello, la condición de persona de la mujer que durante nueve meses experimenta cambios por la gestación, lo que bien se puede traducir, en la renta de un cuerpo en su totalidad y por ende, en la reducción de una persona a un simple objeto de contención.
La sociedad experimenta una saturación de notas que normalizan la gestación subrogada por parte de personalidades con gran presencia en redes sociales y cuya principal característica es que poseen una condición de privilegio -recordemos aquellas notas que felicitaban a una miembro de la familia Kardashian por ser madre nuevamente, la cual rentó la habitación contigua a la que se encontraba la mujer que gestó a su hijo y que no deseaba modificar su cuerpo por el proceso de gestación-, olvidando mencionar el contexto en que se desarrollan este tipo de prácticas, que no es más que la cosificación y uso del cuerpo de mujeres que, por su condición de vulnerabilidad social y económica, acceden a este tipo de prácticas; pues resulta difícil imaginar que mujeres con poder adquisitivo, puedan acceder a rentar su cuerpo para gestar a cambio de un pago. Si bien es cierto, todas las personas son libres del uso de su cuerpo, vale la pena replantearse hasta dónde existe tal libertad para las mujeres que rentan su cuerpo para gestar a cambio de un pago y cómo mujeres con mejores condiciones económicas, se aprovechan de dicha vulnerabilidad.
Por otra parte, la falta de atención a este fenómeno en materia legislativa, provee un espacio idóneo para la continuidad de esta práctica al margen del respeto de los derechos humanos, pues en México sólo cuatro estados hacen mención de la gestación subrogada en sus Códigos Civiles, teniendo que en Coahuila y Querétaro, se establezca la invalidez de acuerdos en donde se pretenda que una persona distinta a la que haya gestado sea reconocida como madre del infante; mientras que en Tabasco y Sinaloa, se reconoció la práctica de la gestación subrogada sólo en casos de matrimonios heterosexuales cuya condición médica les imposibilita llevar a cabo la gestación.
A la par de la cosificación de las mujeres en situación de vulnerabilidad y del vacío legal que impera en nuestro país, debemos sumar los prejuicios que encierra el ejercicio de la maternidad y la paternidad, ya que resulta incongruente pensar en una motivación sustentada en el amor y cuidado de las niñeces, como lo han querido argumentar quienes abogan por la regulación de la gestación subrogada; pues existen otras formas de ejercer tanto la maternidad como la paternidad: la adopción. Esto desmonta el argumento de las personas que hacen alusión a problemas médicos que imposibilitan la gestación, para recurrir a la gestación subrogada.
Según datos de la Procuraduría Federal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (PFPNNA), del 2014 al 2023, se han adoptado sólo 2,076 menores en nuestro país, lo que significa un número muy bajo frente a un sistema de acogida saturado en la mayoría de los estados, lo cual no sorprende, pues el proceso de adopción se convierte en un acto de resistencia y perseverancia, que deberán experimentar durante aproximadamente dos años, si tienen suerte, las personas que deseen adoptar; tiempo en el cual, muchas parejas desisten de continuar con el proceso burocrático y que se suma a los prejuicios y estigmatizaciones que se tiene sobre la adopción, lo que convierte a la gestación subrogada, como una alternativa más rápida y eficiente.
Si bien, no se trata de dar en adopción al por mayor, pues preservar la integridad y cuidado de los menores debe ser prioridad, es necesario mejorar los procesos para reducir el calvario en el que se convierte el intentar adoptar, pues según datos del Sistema Nacional DIF para el 2023 se recibieron 62 solicitudes, de las cuales sólo fueron aprobadas 25 (20 nacionales y 5 internacionales), al mismo tiempo, mejorar los procesos de adopción y comenzar a desmontar prejuicios sobre la adopción permiten hacer frente a la gestación subrogada, para restablecer la dignificación de las mujeres, que por su vulnerabilidad, ceden a la renta de su cuerpo para gestar.
Y tú ¿apoyas la gestación subrogada o vientres de alquiler? ¿alquilaras tu cuerpo para gestar por nueve meses y recibir a cambio un pago?
¡Gracias por leerme! aunque escribo de sueños y entre sueños escribo…

Comments